sábado, 24 de agosto de 2013

LAS TRADICIONES DEL PALMAREJO DE ANTIER.



.LAS TRADICIONES EN EL PALMAREJO DE ANTIER
                                                                                                            Por Luis Alfredo Valles Silva

Interpretando un Lejío o Canto de Sirena


EL SANGUEO DE LA LIBERTAD:

Con este nombre puntual, se conoció, en Palmarejo, idénticamente se conoció en otras comunidades aledañas, hasta hace unos 35 o 40 años atrás a una modalidad de Sangueo, entendiéndose con el nombre de sangueo, al género ceremonial de canto, toque y baile con el cual se acostumbra recorrer, con la imagen de San Juan El Bautista, las calles de los caseríos y/o comunidades sanjuaneras de los estados Carabobo, Aragua y Yaracuy; trataré de manera particular de relatar lo mas clara y amenamente posible mi experiencia vivida en Palmarejo, comunidad afrodescendientes del actual Municipio José Joaquín Veroes, antes llamado por los habitantes del lugar “Berois” (José Joaquín Veroes. San Felipe (Yaracuy) 1789 _ San Felipe (Yaracuy) 8 enero 1855 
Coronel del Ejército Libertador, intervino como soldado y oficial en la Guerra de Independencia de Colombia, Perú y Venezuela. Su madre, Antonia Veroes o Berois, descendiente de negros africanos, lo confió al cuidado de Agustín Rafael Álvarez de Lugo, abogado, político y justicia mayor de San Felipe. Veroes pudo asistir junto a los hijos de Álvarez de Lugo a la escuela elemental de los padres dominicos y adquirir conocimientos que luego le serían útiles en la carrera de las armas. Se dice tradicionalmente que el 19 de abril de 1810, Veroes abofeteó al hijo del Alférez real que, a las puertas de la iglesia, en San Felipe, le increpó para que se quitara las botas, el traje y la capa que llevaba, pues este tipo de vestimenta sólo podían lucirla los blancos pertenecientes a la nobleza; el incidente le obligó a huir de la ciudad y refugiarse en El Tocuyo…” Lisbella Páez),
en donde me curtí como sanjuanero y de lo cual, eternamente, daré gracias a Dios por ello.
Antes de ahondar en el propio tema que me ocupa, me permito relatar una condición muy hermosa del Palmarejo de antes y porque no decirlo del afroveroense de antes; hasta hace unos treinta años atrás, los sanjuaneros de los caseríos afrodescendientes de Yaracuy,  es decir de Agua Negra, Palmarejo, Farriar, El Chino y Taría, inclusive hasta los que no eran sanjuaneros, pero si afroveroenses o moradores de dichos caseríos, ya que se dieron casos de personas que llegaron de otras comunidades y en suelo veroense se hicieron sanjuaneros y/o parranderos; lo mas trascendental de esto, es que en estos caseríos todos se consideraban familia o pariente, existía un vínculo de fraternidad o de hermandad muy estrecho, lamentablemente ya extraviado o perdido, era algo tan fuerte, que se acostumbraba con gran solemnidad y respeto el guardar luto en el mas estricto sentido de la palabra, se le guardaba luto hasta de un año, entiéndase bien; de 12 meses, es decir 365 días, hasta a un compadre o a una comadre, o a la madrina o padrino de un hermano o hermana; era característico, que cuando sucedía un fallecimiento en la comunidad todo el pueblo entraba en luto o duelo, las damas del caserío un año de negro, seis meses mas de medio luto, en caso de madre, padre, abuelo, abuela o hermano-hermana hasta tres o cuatro años de negro y uno o dos de medio luto, casi no se andaba por las calles, se salía solo a lo eminentemente necesario, los caballeros indicaban este dolor mediante un listón o banda negra en el antebrazo de la blusa o camisa, no se festejaba por ninguna razón, no se escuchaba música alguna; cuando el caso era en un pueblo vecino, según fuese el parentesco, las damas se trajeaban de negro, el morado nunca se usó como luto en nuestras comunidades afroveroenses, se estilaba cortar leña en el caserío y hacer por lo menos un haz de ella e irla a obsequiar a la casa del difunto, ello en señal de solidaridad, respeto y afecto.
Volviendo al caso de Palmarejo, retomando el tema al cual debo referirme, es decir al “Sangueo de La Libertad”, acoto que este tomó ese nombre, debido a que dentro del contexto de la identidad grupal, la fiesta o parranda de San Juan Bautista  encierra muchos elementos que le dan fisonomía propia, uno de ellos es la participación colectiva bien definida, lo cual ha dado fortaleza a la manifestación en si desde hace décadas, cuando se sale a parrandear con San Juan es a dar el todo por el todo, en la actualidad son muchísimas las personas que se avocan a la parranda del Santo en Palmarejo, basándome en ello me atrevo a decir sin temor a equivocarme, que es la comunidad afroveroense donde esta festividad aun conserva sus rasgos mas cercanos a los originarios, hoy dia, al ser tantos los participantes de la festividad, no se evidencia claramente la ausencia de alguno de sus miembros, es decir que si uno u otro, o una u otra sanjuanero o sanjuanera se retira de la parranda, ello no se evidencio o se nota tanto, cosa que no sucedía en el Palmarejo de otrora, en el de antier como me inicié titulando mi crónica, en el Palmarejo donde yo era un adolescente, casi aun un niño, en el Palmarejo donde las parranderas mas destacados eran Las hermanas Carlina, Juana y Regina Landinez, Reyes Sevilla, Flor María Barboza, Cruz Guzmán, Sofía Catalina Blanco, Valentina Blanco, Matilde Blanco, Hermelinda García, las ya mayores hermanas Ambrosia, Simonita y María de la Cruz Oliveros Mora, Santiaga Oliveros, Ventura Ilarraza, Gabina García, las hermanas Francisca, María y Cosmelina García, solo por nombrar algunas de las mas destacadas, y los tamboreros, pues antes el palmarejeño participaba como tamborero o a lo sumo como “toriquero”  “toliquero” (tocador de palos sobre los cumacos), mas que en otra acción, entre ellos  Paulino Oliveros y sus hijos Luis Arteaga (hijo con Guillermina Arteaga) , Eloy Sevilla (hijo con Sulpicia Sevilla), Pedro Quiñónez (hijo con Domitila Quiñónez); Dionisio Landinez, Matías Sevilla, Maximiliano Sevilla, Benito Montero Olivero, también solo por nombrar algunos de los mas destacados, pues Palmarejo siempre se ha caracterizado porque casi todos los habitantes, hombres y mujeres son parranderos y parranderas de las fiestas a San Juan.
Considerando que las parrandas no eran supernumerarias en cuanto a los participantes como en la actualidad, se notaba la ausencia o el retiro de uno sanjuanero o de una sanjuanera, era ley que quien salía a parrandear con el santo debía permanecer todo el tiempo que durase la parranda; cuando una o un sanjuanero por algún motivo se iba y alguien lo notaba, ponía su querella o queja ante el colectivo de parranderos y acción seguida, se buscaba un mecate en el pueblo, cosa que nunca faltaba en una comunidad agrorual; se nombraba rápidamente una comisión, encabezada por una persona muy cercana “al evadido o a la evadida”, dicha comisión  daba inicio al recorrido del pueblo, por lo general siempre salía alguien que daba detalles donde se hallaba el susodicho o la susodicha, al encontrarle, “le ponían preso”, un arresto sin protesto, le amarraban de manos y lo regresaban a la parranda, en ella permanecía atado o atada durante largo tiempo, se daba el caso que se reunían hasta cuatro o cinco presos, estos rogaban que les soltaran, las mujeres a ves hasta con llanto lo solicitaban, pero era un inminente castigo por haber abandonado la devocional tradición, los cantos de los luangos proseguían sucesiva y avivadamente; hasta que en cierto momento se decidía recorrer el pueblo con los detenidos y/o detenidas, el recorrido se hacía, como aun hoy se hace, como lo acotamos al inicio, con los llamados sangueos, era un especie de castigo que se le daba a los evadidos y evadidas de la parranda, hasta que una de las cantadoras detenidas, o muy solidarizada con una o uno de estos, decidía cantar el “Sangueo de la Libertad”, ello con la intención de conmover al resto de parranderos para que les liberasen; la letra del sangueo es la siguiente:

El Solista: Libertad pa' los presos
Coro:    No se le da.
Solista:  Libertad, Libertad
Coro:  No se le da
Solista: Por caridad
Coro: No se le da
Solista: Para los detenidos
Coro: No se le da

Solista: Para Las detenidas
Coro:   No se le da

Cantando luangos Sanjuaneros

       PARRANDA DE SAN PEDRO APÓSTOL CON          SAN JUAN BAUTISTA EN PALMAREJO DE YARACUY.

Por muchos es conocido que las festividades para San Pedro (Simón o Simeón. Apóstol de Jesucristo y primer jefe de su Iglesia nacido en Betsaida de Galilea  y fallecido en Roma), según el Santoral católico, fueron asignadas el dia 29 de junio de cada año, fecha que comparte con su homólogo, el también Apóstol San Pablo (Paulo de Tarso), este San Pedro es festejado en muchas localidades del país, en Palmarejo, hasta hace unos cuarenta años atrás, tal vez un poquito mas, se festejaba, cada 29 de junio en concordancia con su “Santo Día”, para esa ocasión se desarrollaba una extraordinaria y no menos lucida Parranda que la que se realizaba a San Juan Bautista, días antes, el 24 de junio, pero con la particularidad que la imagen religiosa que se veneraba y se observaba en tal momento no era la de San Pedro, era la misa de San Juan, la del San Juan de Palmarejo, caso similar ocurría en el resto de comunidades de la para aquellos tiempos mal llamada “Zona Negra” actualmente denominada “Zona Afroveroense”.
Cada 29 de junio, día de San Pedro, los parranderos desde finales de la tarde comenzaban a “concentrarse” en casa de la “Madrina de San Juan”, primigeniamente de la ya desaparecida “Ambrosia Oliveros Mora”, hija mayor de la legendaria Marta Mora y de su esposo Anselmo Oliveros, los sanjuaneros mas antiguos de los cuales se tiene noticias en el actual Municipio Veroes y luego de su deceso en casa de su sobrina nieta y ahijada Juana Landinez, allí iban dándose cita cada parrandero, para una vez reunidos la mayoría de ellos, solicitar el simbólico permiso a San Pedro Apóstol para en su día repetir la festividad a, y con San Juan el Bautista; idénticamente se recorrían las calles de aquel Palmarejo de luminarias de carburo y gasoil con las interpretaciones de los Sangueos tradicionales, de vez en cuando se llegaba a una casa donde en la puerta estaba colocada una bandera amarilla, el amarillo es y ha sido siempre el color del San Juan en Palmarejo, esa bandera le indicaba a la parranda que allí les estarían esperando y donde les harían una cortesía, así fuese de lo mas sencilla, tal vez una botella de una bebida espirituosa para los parranderos, sobre todo para aclarar las gargantas maltrechas de las cantadoras y dar fuerzas a las manos de los músicos tocadores de tambores largos, acompañantes para los cantos de luangos sanjuaneros; tal vez les obsequiarían una taza de caldo de gallina con su “cosido” (plátano verde cosido o salcochado); tal vez con una pequeña contribución monetaria, entre otras. Allí, los llegados, los parranderos se apostaban a las puertas de la vivienda, bajaban la imagen de San Juan, de seguido un canto de Sirena de saludo, una respuesta, bien de alguna mujer de la casa visitada o bien de otra parrandera visitante y otra y otra y otra, hasta culminar los cantos de sirenas o lejíos, una vez culminados los cumacos arrequintaban su ronco sonido y los paleros, paliteros, toriqueros o toliqueros marcaban la base rítmica sobre los cuerpos de los propios tambores largos y una veterana solista apuntaba un luango corrío que todas las demás mujeres responderían cargadas de euforia y frenesí; tal situación solía repetirse en reiteradas ocasiones hasta llegada bien entrada la madrugada, cuando los cuerpos de ébano de aquellos palmarejeños de la década del 60 y mas atrás no daban para mas y debían retirarse a sus humildes pero honrosos hogares a descansar.

Sanjuaneros de Palmarejo de Yaracuy

PARRANDA DE LA VIRGEN DEL CARMEN  CON SAN JUAN EL BAUTISTA EN PALMAREJO DE YARACUY
Idénticamente, como en el anterior caso de la Parranda para el dia de San Pedro, en aquel Palmarejo antañón, para el dia de la Santísima Virgen del Carmen, el dia 16 de julio, se armaba una soberana Parranda de Tambores, igual en el caso del dia de San Pedro, se solicitaba un simbólico permiso a la madre de Jesucristo en la advocación de la Santísima Virgen del Monte Carmelo, es decir La Virgen María del Carmen o solo Virgen del Carmen, para hacer honores a San Juan El Bautista, el resto de aconteceres era a la par con el del Día de San Pedro Apóstol.

Madrina de San Juan Bautista de Palmarejo, Señora Juana Landinez


ENTREGA DE BANDERAS DEL CULTO DEVOCIONAL DE SAN JUAN BAUTISTA EN PALMAREJO DE YARACUY.

Por todos es bien sabido, que la Iglesia católica celebra la fiesta principal a San Juan Bautista, el precursor de Jesucristo, el 24 de junio (seis meses antes de Navidad, ya que el Evangelio cuenta que su madre Isabel estaba de seis meses cuando el ángel anunció a la prima de ésta, María, que sería madre del Mesías), así mismo, aunque muy poco conocido, como el dia 29 de agosto, por la Iglesia Católica, se conmemora la decapitación (Degollación de san Juan Bautista), en los pueblos o comunidades sanjuaneras del Municipio José Joaquín Veroes del Estado Yaracuy, para el día 30 de ese mismo mes de agosto, estimando que se correspondería con la fecha del sepelio, se realizaba, con suma solemnidad, la llamada “Entrega de Banderas” el Culto devocional de San Juan Bautista. Acción que entró en decadencia hace muchos años, tal mes unos 30 o mas, hemos observado entregas de Banderas, recientes, en comunidades como Albarico y Agua Negra, pero en nada se le parecen a las Solemnes Entregas del Culto Sanjuanero del Palmarejo de Marta Mora, de su  hija Ambrosia Oliveros y de su bisnieta Juana Landinez, la última entrega de banderas que recuerdo haber visto de sanjuaneros tuve la dicha de verla en Farriar, en donde idénticamente se realizaban como en Palmarejo, la vi en casa de la Señora Calixtra Ortega, siendo aun adolescente ya inmerso en el mundo de la cultura tradicional de Venezuela, me encontraba de visita en casa de la familia de la, para aquel entonces, Maestra Rosa Emilia Monagreda de Barboza, quien por cierto es también bisnieta de la Legendaria Marta Mora, al ser nieta del primogénito de Doña Martha y Don Anselmo, el afamado Celso Oliveros Mora (“Papa Celso”), recuerdo que entre los parranderos andaban, mi hoy día Comadre Rosa Emilia Monagreda de Barboza, Úrsula “Ucha” López, Georgina Graterol y Petra Ortega (hermana de Calixtra), los hermanos Tabo y Ñero Barboza, Eloy Sevilla y su hermano Pedro Quiñónez, entre otros tantos cuyas imágenes y nombres no llegan a mi mente, la mayoría eran miembros de una organización que se conformó en el Veroes, la misma ya desaparecida, llamada “Cultores de Veroes” la concentración de parranderos fue en la calle principal vía Agua Negra, esquina de la calle 5 de julio, diagonal a la casa de la Señora Dominga Peralta, donde funcionaba la sede de la antes referida asociación de cultores; aprovecho para pedir disculpas a los familiares de muchos de los nombrados en esta crónica que ya han emprendido sus rumbos en el viaje sin retorno, ruego para ellos su eterno descanso. De allí salió el sangueo con la imagen de San Juan Parrandero, el San Juan local, el de Farriar; las mujeres que iban portaban banderas que ondeaban al aire ágilmente al son de las tamboras, tomamos la vía que conduce a Pueblo Nuevo, por allí luego de un cierto recorrido, tras breves detenciones y descansos llegamos a casa de la Señora Calixtra Ortega, allí esa robusta y simpática mujer salió rebosante de alegría, brazos al aire, por momentos aplaudía y bailaba, colocando ambas manos apretadas sobre su cabeza, el sangueo que el cortejo que acompañaba la imagen de San Juan Bautista entonaba, salió a recibirnos, de seguido la emoción de todos fue abrumadora, Calixtra abrazaba y besaba a toda la comitiva, seguido el “Burro de San Juan”, es decir quien lo portaba y lo bailaba a los compases de los sangueos interpretados, lo colocó en medio del patio o solar delantero de la casa de la Señora Calixtra, con la intención de descansar, enseguida los tamboreros se colocaron sobre las tamboras como si las cabalgasen e interpretaron algunos “luangos golpiaos”, que cantaron las damas presentes, entre ellas mi Comadre Rosa, y Georgina, todos bailábamos alegremente, mujer con mujer, hombre con hombre, hombre con mujer, era todo alegría y sano compartir, al rato de bailar frenéticamente los luangos golpiaos, se detuvo la parranda, Calixtra entró a su casa y sacó una botella de bebida espirituosa para ofrecer a los llegados, disfrutamos de un merecido descanso de lo fatigante de la jornada  acto seguido Doña Calixtra, pidió que le interpretaran un sangueo, solicitud que no se hizo esperar, tomó la mesita con la imagen de San Juan en sus manos y lo bailó emocionada, luego lo introdujo dentro de su humilde morada, siguiéndola a ella entramos todos los que conformábamos el cortejo de sanjuaneros,  incluyendo los tamboreros, Doña Calixtra, una vez dentro de su hogar, devolvió la mesa del Santo a quien lo tría inicxialmente, y al tiempo del canto de sangueo, con la terminación de este, el Burro de San Juan lo colocó en el centro de la salita, todos formamos involuntariamente un círculo, algunas de las damas presentes, Calixtra en primer lugar, Úrsula “Ucha” López, Petra Ortega y Georgina Graterol, se arrodillaron pegadas a la mesa de San Juan, se tomaron por los hombros y pegaron las frentes a la mesa del santo, realizando ademanes corporales a los compases del sangueo que aun tocaban los tamboreros, al cabo de un tiempo levantaron nuevamente sus cabezas y se alzaron del piso todas con excepción de Doña Calixtra quien enseguida se acostó boca abajo delante de la imagen de San Juan, luego se introdujo por debajo de dicha mesa, mas o menos hasta la altura de los hombros, luego salió de allí y se volvió a tender en el piso, en esa ocasión boca arriba y haciendo ademanes corporales nuevamente se introdujo debajo de la mesa del santo, alzó ambas manos y tomó la mesa del santo y la colocó sobre todo su torso, allí hacia movimientos corporales al son de los compases del sangueo que interpretaba el grupo de presentes, al poco tiempo caso similar realizaron otras de las damas, Úrsula, Georgina y Petra, entre otras, al final todas quedaron acostadas boca abajo en el suelo alrededor de la mesa e imagen de San Juan, al poco tiempo se fueron alzando del suelo y se arrodillaron, seguido pidieron que les entregaran sus banderas que cargaban, lo que las mujeres realizaron, el resto de damas presentes, entre ellas mi hoy dia comadre Rosa Monagreda de Barboza y otras también se arrodillaron y un grito convertido en canto de Sirena o lejío que lanzó Úrsula inundo de nostalgias la salita, seguido fue Georgina quien respondió a Úrsula su lejío, y luego Calixtra y otra y otra y otra, una repetía turno y otra la seguía, de pronto comenzaron todas a llorar a gritos, se abrazaban unas con otras y todos los que las veíamos también llorábamos de verlas llorar, recuerdo claramente que Eloy Sevilla me dijo, Así es como se entrega Banderas, al poco tiempo comenzaron a enrollar poco a poco, aun llorando, pero ya mas consoladas, Calixtra se levanto de primera y mirando al techo de su salita introdujo la bandera por entre las cañas y tablas que servían de armazón para un humilde techo de zinc, otras mujeres que también estaban la emularon y lo hicieron seguidamente, el resto de damas las apretaban contra sus cuerpos y las llevaron de regreso, con un silencio ceremonial regresamos al pueblo, casi sin hablar estuvimos por ratos en el, hasta que cada cual fue regresando a sus respectivos hogares, las mujeres una vez en sus casas igualmente colocarían sus banderas clavadas en los techos o guardadas en lugares donde no fuesen tocadas, sería hasta el año que viene que nuevamente saldrían a la calle a dar inicio al ciclo del ciclo de festejos a San Juan Bautista, yo me regresé a Palmarejo con Eloy, que siendo palmarejeño ya residía en Taría, donde aun hoy reside, en el trayecto me contaba, que así era como se hacía una verdadera entrega de banderas, entre otras cosas le pregunté el por qué las mujeres lloraban y me respondió que era porque ellas no sabían quiénes de sus familiares o de ellas mismas ya no estarían para el venidero año y también porque recordaban a familiares que participaban activamente en esos eventos que ya habían muerto.

Parranderos de San Juan de Palmarejo de Yaracuy





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