miércoles, 25 de noviembre de 2015

VOCABULARIO CAQUETÍO (VENEZUELA Y ANTILLAS MENORES)



CACIQUE MANAURE, LIDER DE LA ETNIA CAQUETÍA DE FALCÓN

Boletín Antropológico. Año 33, N° 89, Enero-Junio, 2015. ISSN: 1325-2610.
Universidad de Los Andes.  Miguel Zavala. Palabras vivas de una lengua Muerta... pp. 58-76.

       LAS VOCES CAQUETÍAS.                                                           

  PALABRAS VIVAS DE UNA LENGUA MUERTA:

LEGADO ARAWAK-CAQUETÍO

1.- INTRODUCCIÓN


En el orden político prehispánico se indica que los caquetíos figuraban como un pueblo (1), extendido a lo largo del centro occidente venezolano y las islas de las Antillas de Sotavento, con comunicación marítima hasta el Cabo de la Vela. Todas las aldeas y pueblos que la integraban tenían en similitud la lengua Arawak, que brindaba unidad al colectivo liderado por el Manaure (2). Carrocera (1968) indica que las lenguas pertenecientes a esta agrupación lingüística extendieron sus dominios en vastos territorios desde la extremidad meridional de la Florida al norte hasta el Paraguay septentrional al sur; desde el Océano Pacífico (costa del
Perú) al oeste y hasta la desembocadura del Amazonas al este.
En Venezuela, de acuerdo con Morón (2002), la mayor parte de la población Arawak se localizó en el área amazónica, penetrando al territorio venezolano desde Brasil, Perú y Bolivia, siguiendo el curso de los grandes ríos del sur. La ruta de occidente se trazó a través de la Península de la Goajira colombiana, ubicándose luego en la costa occidental. Otros son localizados en los llanos del sur y en las selvas de Guayana. Tales referencias geográficas permiten ubicar al dialecto caquetío dentro de las lenguas Arawak septentrionales del grupo caribeño.
Sin embargo, de la populosa nación tristemente se puede afirmar que nada queda al presente. A lo sumo, señala Jahn (1927), algunos nombres geográficos que han perdurado y un sin número de voces indígenas de Aruba que denotan su origen Arawak; a la par, estos topónimos son comunes a lo largo de la región centro occidental venezolana que confirma la tesis de Arcaya (1920) sobre la unidad de la nación caquetía.

2.- LA PERSPECTIVA ANTROPOLÓGICA

Es conocido que en la actualidad los países del llamado Nuevo Mundo que recibieron como legado del proceso de colonización una lengua común, han experimentado en ella cambios y evoluciones, validando el aporte de los grupos aborígenes que poblaban las tierras del “Abya Yala”. Al adentrarnos en su mundo, la investigación científica se impregna de un halo de magia entre lo desconocido y lo que agraciadamente se logra redescubrir: una cultura despreciada y condenada al exterminio por la ambición imperialista que se impone en la travesía histórica de la concepción política de las naciones.
Los cronistas hilvanaron referencias del perfil que engalana la estirpe caquetía, porque eran:

De nobles y apacibles condiciones los de Curazao y Aruba, hospitalarios y valerosos los de Barquisimeto y Yaracuy, amistosos los de los llanos de Barinas y Apure, mostrando generosidad y nobleza de ánimo los de Casanare, en todas partes se dejaba ver la excelencia moral de los caquetíos, como así mismo se distinguían donde quiera por su robustez los hombres y por la hermosura las mujeres (Arcaya, 1920: 27-28).


Desarrollaron la agricultura sirviéndose de un sistema de riego, llamado buco, que trazaron en las márgenes del río Coro. Como tribu costera, refiere Beaujón (1982), los caquetíos fueron excelentes pescadores, con recolectas suficientes para abastecer la población y respectivo comercio con los vecinos. Como artesanos tejían el “maure” (3) para sus hamacas y moldeaban la arcilla con delicados diseños que guardan una carta de identidad a la investigación arqueológica.

Oviedo y Baños (1855: 27) fundamenta el poder teocrático del Manaure coriano, “poderoso en riquezas y vasallos, era señor de toda aquella provincia, habitada de la nación caquetía, y a quien rendían vasallaje algunas circunvecinas”. Complementa Ramos (1978: 237) que el Diao “es poderoso para todo y está confederado y casado con hijas de los dichos caribes”. Lo cual apuntaría a la probable práctica de la poligamia en los estratos altos de la sociedad indígena.

En el campo religioso, agrega Beaujón (1982), realizaban ceremonias para el culto a los muertos en medio de los rituales correspondientes. Los “boratios” se encargaban de las funciones médico-sacerdotales para atender a los enfermos y aconsejaban la suerte de la comunidad en general. Por su parte, el viajero florentino Galeotto Cey (1995) en su minuciosa bitácora detalla la hidalguía caquetía, la destreza en construir canales para conducir el agua entre los montes, los exquisitos sabores de sus comidas, la forma artesanal en que construían sus canoas y trabajaban la orfebrería. Sin embargo, el paradigma del “buen salvaje” no hizo mella en la férula hispano-germana que incluye en la narración el trágico exterminio de la sangre caquetía, en vano afán de encontrar El Dorado, simple leyenda que el mismo Cey desestimaba.

3.- LA HUELLA ARQUEOLÓGICA ARAWAK EN LA MEMORIA ESCRITA
ABORIGENES CAQUETÍOS ANTIGUOS

Los primeros años de colonización retrotraen las confusiones de Babel. La invasión europea impone su idioma y extirpa el dialecto de la Curiana (4). La pérdida de su lengua y de identidad fue el alto precio pagado para evolucionar a los designios de una sociedad invasora, que les hizo sentir extranjeros en su propia tierra. Muchos huyeron y convirtieron en leyenda el éxodo que dirigía el Manaure, emulando al Moisés hebreo que guiaba a su pueblo a mejores destinos.
De acuerdo con las investigaciones realizadas, el primero en conocer la existencia del tronco lingüístico Arawak fue el misionero italiano Filipo Savaltore Gilij, quien lo llamó “Maipure” en su libro Saggio di Storia Americana (1780-84).

Posteriormente, el alemán Karl Von Den Steiner rebautizó esta familia con el nombre de “Un-Aruac” en su libro Durch Zentralbrasilien (1886). Sin embargo, los lingüistas que le sucedieron optaron por llamarla “Aruac”, pues Steiner había añadido a este vocablo la partícula “nu”, con la cual se señala la primera persona del singular. Perea (1942), por su parte, nos explica que esta voz se deriva de arua, “jaguar”, al que se añade el sufijo ka, utilizado en todo nombre totémico.
En el caso venezolano, Acosta Saignes (1961) realizó una clasificación de las áreas culturales del país, colocando como punto de partida la filiación lingüística.

Molina (2009) indica que en la actualidad la organización de los aborígenes según su filiación lingüística se clasifica en:

Arawak: Achaguas, Caquetíos, Ciparicotos, Wayuunaiki, Añú, Banivas, Curripacos, Yaviteros, entre otros.
Caribe: Guaiqueríes, Cumanagotos, Palenques, Cariñas, Caracas, Teques, Mariches, Pemones, Bobures, Motilones, Maquiritares, Chaimas.
Chibcha: Jirajaras, Betoyes, Barí y Tunebos.

También existen algunos grupos sin filiación precisa, entre ellos: Yanomami, Warao, Yaruros y Guajibos.

Las características que permiten agrupar a las referidas etnias en la familia lingüística Arawak se remonta en el tiempo entre unos 3.500 a 5.000 años en el curso de los siglos prehistóricos, así lo indica Álvarez (1996) haciendo referencia a las deducciones lingüísticas de Noble (1965), quien en su estudio “Proto-Arawakand its descendants” señala que:

Con la aparición de una lengua protoarahuaca por territorios donde nacen los ríos Ucayali y Madre de Dios, su afluentes del Amazonas, en la vertiente andina oriental del sureste peruano de hoy día, región limítrofe con la selva brasileña. Se desprendía este protoarahuaco de un primitivo tronco lingüístico protoecuatorial, con cuya separación se diferenciaba ya en su raíz de otras lenguas ancestrales también salidas de igual tronco y las cuales habrían de dar orígenes a los grupos tupí, chapacura y otros.

Dicho ascendiente común del grupo lingüístico y etnográfico arawak habría de proyectarse en una lengua arawak protomaipure, asentada en territorios de la Venezuela sur central del presente, de la cual pertenecerán con maipure otras hablas miembros de la familia como el wayuunaiki, el añu, el caquetío, el lokono o arawak propiamente dicho (que ha dado nombre a toda la familia) entre otras, extendidas por la Venezuela septentrional, central y oriental, las Guayanas y el Brasil del nordeste, y junto a dichas lenguas continentales habrían también de aparecer el arahuaco iñeri y el arahuaco taíno que pasarían siglos después a situarse por la emigración en el arco sur antillano (Álvarez, 1996: 127-128).

Lamentablemente del caquetío solo quedan los nombres de los lugares que habitaron, algunos nombres propios que han trascendido hasta nuestros días y el vocabulario que rescata la memoria escrita. Arcaya (1920) señala que en la relación de Barquisimeto de 1579, se mencionan palabras chaquetías, tales como “sabana”, que es ya palabra castellanizada; “capu”, el demonio; “bariqué”, manera de almagra aunque más fuerte de color; “guadabacoa” o “adabacoa”, toda arboleda; “quiccide”, nombre de una sierra o sierras; “mene” y “cumaragua” nombre de la ciruela.

El estudio de la memoria escrita en los documentos de la época colonial, de acuerdo con Arcaya (1920), apuntan hacia un mismo y común origen americano de filiación Arawak. Kingsley (1965) las señala como moderadamente polisintéticas, apreciación que posteriormente detalla Valdés y Balga (2003) al referir que las lenguas polisintéticas son aquellas en las que las palabras ni se declinan, ni se conjugan, y la categoría de tiempo se manifiesta mediante palabras auxiliares.
Otro aspecto a tener en cuenta son los vocablos comunes entre lenguas, en el caso del Arawak y el Caribe. Goeje (1939 citado en Valdés, 2010) señala que en el Caribe insular coexistieron dos lenguas: una Caribe, impuesta por supuestos invasores Kalinas, y preservada entre los hombres, y otra Aruaca, común entre las mujeres tomadas de los aruacos eyeris, cuya población masculina era eliminada por los caribes durante sus invasiones. Por su parte Loukotka (1968 citado en Taylor, 1977) llegó a distinguir entre el caliponau o aruaco hablado por las mujeres en poder de los caribes antillanos, y el calínago o Caribe insular de los hombres, denominaciones que significan “pueblo comedor de yuca”.

El registro cronológico carga una serie de obras importantes para el estudio del Arawak, encabeza esta lista: Fray Ramón Pané (1492), compañero de viaje de Colón, con la obra “Historia Acerca de las Antigüedades de los Indios”, se considera el primer tratado etnográfico escrito sobre los aborígenes americanos. En el mismo orden de ideas, pero puntualizando la investigación en la lengua caquetía, se presentan como referénciales:

1. Oviedo y Valdés (1535-1557), cronista oficial de la corona española, que escribió un corto diccionario del idioma Amerindio, incluyendo taino y caquetío;
2. Juan de Villegas (1552) documenta una extensa lista de antropónimos y topónimos como resultado del repartimiento y encomienda de caquetíos de Barquisimeto;

3. Ponce y Vaccari en los juicios de residencia contra varios gobernadores de la provincia de Venezuela, incluye antropónimos y topónimos;

4. Y las relaciones geográficas filipenses, que describe detalladamente varias provincias del nuevo mundo por orden del Rey Felipe II. Arellano Moreno (en 1964) publica una de las más importantes obras para la lingüística caquetía que refiere documentación de Barquisimeto (1579) y el Tocuyo (1578).

En 1992, se descubre un manuscrito del comerciante florentino Galeotto Cey, allí narra su experiencia de Santo Domingo y Venezuela donde vivió durante 14 años a partir del año 1539. Texto que había permanecido inédito por siglos en el British Museum de Londres. El “Viaggio e relazione delle Indie” es una rica fuente de conocimiento de la cultura caquetía, Las expresiones lingüísticas son definidas con amplios detalles que incluyen dibujo a mano alzada de aquellas que él consideró necesarias mostrar.

4.- LAS VOCES CAQUETÍAS

Refiere Hernández (1984), de acuerdo con las investigaciones realizadas por Jahn, Rojas, Arcaya, Acosta, que “en realidad el idioma caquetío prácticamente se ha perdido, solo nos queda de él, topónimos y algunas palabras”. Las cuales se compilaron para formar un glosario de voces caquetías y se indican las iniciales del autor que brinda el aporte: Pedro Manuel Arcaya (PMA), Adrián Hernández Baño (HB), Juan Esteves (E), Angulo Molina (AM), Lisandro Alvarado (A), Galeotto Cey (GC), Carlos González Batista (CGB), Antonio Arellano Moreno (AAM), Aníbal Hill Peña (HP). Subrayadas se indican las palabras que aún se emplean.


1. Aburí (AM): Para designar las aguas de un río lleno de arena.
2. Acatute (AM): Pueblo entre valles.
3. Aca (E): Bejuco.
4. Aco. Aca (E) (AM): Comida. Par, casal, pareja.
5. Adabacoa (AAM): Todo arboleda.
6. Aima. Coa (AM) (PMA): Desinencia que significa abundancia.
7. Alaurima (AM): Río blanco o claro.
8. Alcaboa (AM): Tierras solas o desiertas.
9. Amaca (AM): Sitio de moler maíz.
10. Apana (GC): Una luna. Medición de tiempo.
11. Apo (AM): Grande.
12. Apopo (AM): Nombre de jefe de parcialidad pequeña.
13. Arata (AM): Mono.
14. Arica (AM): Árbol de jícara o totumo. (en Yaracuy “Abeja enana”.. miel de arica)
15. Aricula (AM): Punto de tierra.
16. Aruba (CGB): Oruba. Oruma. Puede ser Oirubae: aquel o aquella que acompaña.
17. Ateri (GC): Hombre.
18. Bacoa (AM) (E): Bosque, lugar, paraje, sitio fértil.
19. Bachure (A): Maneto, patituerto.
20. Badamaro (AM): Extraer, sacar.
21. Bagre (AM): Pez.
22. Baharuco (AM): Abuelo, viejo.
23. Baja, baba (E): Caño.
24. Bajareque (AM): Tabico hecho de tierra palos y bejuco.
25. Bajarí (AM): Recorrer, caminar.
26. Bana (E): Sitio, cerro alto.
27. Baperon (HB): Calabaza con cal.
28. Baquiro (HB): Cochino de monte. Lisandro Alvarado señala que es cumanagota.
29. Bara (E): Palo, árbol.
30. Barabara (A): Árbol de madera dura y pesada. Olivo.
31. Baracoica (HP). Cacique de Curazao.
32. Barbasco (HB): Hierba de borrachera.
33. Barbache (PMA): Iguana.
34. Barici (HB): Agua turbia.
35. Barique (AM) (HB): Arcilla roja. Almagre. Galeotto Cey indica Bariquizi o bija.
36. Bariquisimeto (AM): Río de aguas turbias.
37. Barisi (AM): Región de tierras coloradas cerca del mar.
38. Barsure (AM): Alma, espíritu, ánima.
39. Beceremicore (AM): Dominar, triunfar, victoria.
40. Biro (AM): Sal.
41. Bisure (HB) (E): Lagartija.
42. Bobare (CGB): Sitio de cultivo.
43. Boratio (AM) (HB): Piache, cacique, jefe, sacerdote, médico.
44. Borojo (AM): Salina de Coro, comercio de la sal.
45. Buche, Buchi (AM) (E): Planta xerofita, melocato, cardo globoso, rastrero.
46. Buco (AM) (CGB): Chorro de agua, presa de agua.
47. Buiamati (GC): dos lunas. Medición de tiempo.
48. Buio (AM): Serpiente, boa, diablo, dios del mal.
49. Bureche (AM): Hacer, realizar.
50. Buriche (AM): Licor fermentado.
51. Cabana (HB): Sabana.
52. Cabudare (CGB): sitio de cultivo.
53. Cachipo (A): En voz vulgar, enojado, colérico.
54. Cacuro (E) (A): Pequeña avispa negra.
55. Caduchi (HB): Higo, breva.
56. Camaróa (A): Árbol lactescente, de hojas parecidas al papayo.
57. Cana (HB): Demonio.
58. Capadare (E): Diente de tigre.
59. Capo (E): Duende, ente sobrenatural.
60. Capu (HB): Demonio. Señala Galeotto Cey la pronunciación “cap”.
61. Capubana (HB): Duende del cerro.
62. Caquetío (GC): Buena gente.
63. Caquetillo (E) (A): Árbol. Madera de construcción, resistente a la humedad.
64. Carama (E): Ramazón.
65. Carapa (E): Árbol resinoso.
66. Cari (E): Orilla del mar.
67. Caruca (E): Paja, da consistencia al barro que se aplica a paredes y techos.
68. Caseto (E): Planta herbácea.
69. Casquito (HB): Agrio, fermentado.
70. Catarí (PMA): Número cuatro.
71. Cati (CGB): Luna [catire: persona de tez blanca].
72. Caujaro (E): Árbol de madera blanda, fruta mucilaginosa, del género cordia.
73. Cayude (E): Árbol frutal, guanábano silvestre, turagua.
74. Caza (HB): Puche de maíz.
75. Cazebo (GC): Poniente.
76. Cazi (GC): Sol.
77. Cazicure (GC): Parte del levante
78. Cegue (HB): Lechuza.
79. Cemirucos (HB): Semerucos.
80. Chaguanco (A): Zorro.
81. Chaure (HB) (E): Cegue. Lechuza que anida en cuevas de terrenos arenosos.
82. Chi (A): El, ese, eso, aquel (pronombre demostrativo)
82. Chipare (E): Matapalo.
83. Chirgua (HB): Tinaja pequeña.
84. Chiriguare (HB): Gavilán.
85. Chuchube (HB): Paraulata.
86. Chunare (E): Apellido. Mazorca tierna.
87. Cocuy (HB) (CGB) (A): Penca. Planta rizomoza que da un vino agradable.
88. Comoho (HB): Higo.
89. Coques (HB): Hormiga roja.
90. Corie (HB): Armadillo.
91. Coroque (HB): Árbol de ¿?
92. Cuiva. Kiba (PMA): Piedra.
93. Cumaragua (HB) (E): Ciruela, espuma rosada.
94. Cumarebo (E): Camino del cacique Cumare.
95. Cuna (E): Pez del golfete de Coro.
96. Cunaro (E): Pez del golfete de Coro. Promicops Guasa.
97. Curarí (E): Árbol de roble, tecoma.
98. Dabajuro (PMA) (AM): Población de Falcón. Escrito originalmente daguajaro.
99. Dabuda (HB) (E): Barro loza.
100. Dabudare (HB): Sitio de extracción de barro.
101. Dacagua (A): Árbol de corteza gris, madera compacta.
102. Dara (HB) (E): Alcaraván.
103. Dare (HB): Diente.
104. Darubana (durabana) (AM): Camino, vía.
105. Dato (HB): Fruto del cardón.
106. Diao (HB) (AM): Señor principal. Jefe mayor.
107. Despopo (AM): Fuerza.
108. Dichiva (AM): Límite, línea.
109. Dipopo (AM): Fibra de cocuiza, cabuya.
110. Ditero (AM): Insecto, hormiga que daña.
111. Dito (E): Distintivo de los nombres colectivos de abundancia.
112. Dividive (E): Árbol cuyo fruto es una baya que da tinta.
113. Doaca (AM): Asiento indígena del Estado Lara. [Duaca].
114. Domaria (AM): Enredarse, atormentar.
115. Duraboa (AM): Conuco, sembrado.
116. Durigua (AM): Hacer trabajos cortos
117. Ebo (E): Camino, paso, senda.
118. Enea (A): Planta ciperácea.
119. Eroa (AM): Empezar, crear.
120. Etamo (AM): Feroz, feo, espanto.
121. Garabal (AM): Tierra de crianza o tierra de pasto.
122. Gua (HP): Conuco, heredad, terreno cercado con algo.
123. Guaca (E): Ave, cotorra.
124. Guacaubana (HB): Río escondido.
125. Guache (E) (AM): Murciélago, zorro blanco.
126. Guaco (E): Planta herbácea de la familia de las portulacea.
127. Guacoa (HB): Paloma.
128. Guacuaro (A) (AM): Palo de tinte.
129. Guacurebo (HB): Quebrada que crece. En Yaracuy Guayurebo (una quebrada y un caserío)
130. Guadabacoa (HB): Arboleda. (En Yaracuy un lugar antiguo)
131. Guaidima (AM): Integro.
132. Guairon (HB): Hoguera.
133. Guamabatriba (AM): Muchas tierras de cultivo.
134. Guamacho (A) (E): Árbol cactáceo.
135. Guamipa (AM): Hueco, profundidad.
136. Guanajo, guanajío (AM): Cardón aspecto muy lanoso.
137. Guanepe (E): Cesto para cargar a los niños.
138. Guaracaro (E): Tapirama silvestre.
139. Guaranaro (HB) (E): Pez lisa.
140. Guaranao (E): Salado, ácido.
141. Guarataro (E): Barro de loza, para la fábrica de budares y ollas.
142. Guariana (E): Arbusto halófilo, frailejón de la playa. Tabaco pescador.
143. Guaru (E): Volturido, cataneja. Ave mayor que el zamuro.
144. Guasare (E): Árbol cactáceo.
145. Guasima (AM): Viejo, anciano.
146. Guata (AM): Planta.
147. Guay (E) (A): Árbol parecido a la ceiba.
148. Gudamuen (PMA): Numero dos.
149. Güere (AM): Dar, entregar.
150. Güica (E): Yabo.
151. Güide (AM): Arreglar, acomodar
152. Güique (AM): Río navegable
153. Harifuche (HB): Maíz tostado y miel.
154. Hay (AM): Coca.
155. Hueque (AM): Sitio de trabajo.
156. Hayo (HB): Hierba quita sed
157. Huay (AM): Nombre propio.
158. Huaymujo (E): Pequeño cangrejo.
159. Humocaro (GC): Mujer bella. (En Lara Comunidades H. Alto y H.Bjo)
160. Humohumo (AM): El ave que vuela.
161. Iboa (AM): Comunidad indígena. Enemigo, enemistad. (Comunidad de Yaracuy)
162. Icoroata (HB): Caraota.
163. Iero (GC): Mujer.
164. Iguí (E): Árbol, matapalo, paují.
165. Ima (E) (PMA): Desinencia que significa humedad, quebrada.
166. Iro (E): Desinencia que se usa en diminutivo.
167. Isiro (A): Árbol corpulento sapindáceo.
168. Jabal (AM): Adquirir.
169. Jachos (E): Teas de madera, para encandilar en las labores de pesca nocturna, en yaracuy tabacos encendidos con mucha itensidad.
170. Jacuque (AM): Regar, regadío.
171. Jacura (AM): Guardar.
172. Jadarayte (AM): Recoger.
173. Jadicuar. Adicora (E): Sitio donde abunda jajato. Salicornia fructuosa. (en Falcon comunidad)
174. Jaguey (AM): Establecer, estancar
175. Jai (AM): Oír, escuchar.
176. Jajato (A) (AM): Chloris Radiata. Yerba forrajera. Lugar de arena.
177. Judereque (E): Árbol ramoso, parecido al chiguare.
178. Juri, jura (E): Viento, ventarrón.
179. Jurijurebo (E): Paso de los vientos.
180. Jusual (AM): Sembrar, siembra, sembradío. Conuco.
181. Koro (HB): Cotorra.
182. Laguarí (E) (A) (PMA): Acacia Espinoza, acacia. Lauadrí.
183. Manaure (CGB): Vocero antiguo de la tierra, sabio conocedor de la tierra.
184. Na (HP): Partícula equivalente a “como” o “semejante”.
185. Naure (E): Jojoto.
186. Ñaure (E): Planta bejucosa.
187. Orumo (A) (PMA): Urumu. Apamate. No confundir con el Myrciacucuollata.
188. Pachacuare (AM): Sitio de palmeras.
189. Pana (PMA): Número uno.
190. Para. Par (E) (HP): Aguadulce o salada en grandes cantidades.
191- Paragua (GC): Mar.
192. Paraguaná (GC): Rodeada del mar. (en Falcón Península de)
193. Paraguatan (AM): Árbol maderable.
194. Pariri (AM): Pantano, ciénaga.
195. Paro (AM): Río
196. Parotaima (AM): Indígena del Yaracuy.
197. Paugis (HB): Paují.
198. Patapati (AM): Anegadizo.
199. Píritu (E) (A) (AM): Palmera. (en Portuguesa una ciudad)
200. Poapao (AM): Serranía de Coro.
201. Popoi (AM): Ahí. Adverbio de lugar.
202. Querequere (AM): Ave pequeña.
203. Quiba (AM): Ayuda.
204. Quibacoas (AM): Bosques pedregosos.
205. Quibaquibi (AM): Baquiano, conocedor.
206. Quiboata (AM): Engañar.
207. Quiceraguru (AM): Nombre propio indígena en Barquisimeto.
208. Quiceroaboa (AM): Nombre propio indígena en Barquisimeto.
209. Quiceromata (AM): Nombre propio indígena en Barquisimeto.
210. Quiciroata (AM): Nombre propio indígena en Barquisimeto.
211. Quicuidi (HB): Serranía.
212. Quidi (AM): Cerro, altura.
213. Quidiboata (AM): Engañar, engañado.
214. Quigua (E) (AM): Concha de almeja y otros moluscos. Sitio del estado Yaracuy.
215. Quiguagua (A): Especie de haba grande y blanca.
216. Quiquiba (AM): nombre propio indígena.
217. Quiricias (AM): Sangre, sangrado.
218. Quiva (E): Piedra.
219. Rao (E): Arena.
220. Raporon (HB): Calabaza con cal.
221. Ruba (A): Especie de abeja silvestre negra de Coro.
222. Sabuenen (PMA): Número tres.
223. Samuro (AM): Punta hacia el mar.
224. Saruro (E): Serpiente no venenosa. Boa constrictora.
225. Sazaribacoa (AM): Río de los maizales.
226. Sibidigua (E) (A): Arbusto euforbiaceo. Jatrofa Gossy Pifolia.
227. Sigua (E): Blando
228. Siguruba (AM): Salvar. Caserío, sitio.
229. Singuanguso (PMA): Insolente.
230. Supi (AM) (PMA): Sitio a orilla del mar. Arena. Arboleda supide.
231. Surupa (A): Blatta orientalis. Cucaracha.
232. Tabicure (AM): Indio caquetío del valle de las Damas.
233. Taboro (HB): Serranía.
234. Tabri (AM): Conuco, siembra.
235. Tamani (AM): Nombre propio indígena
236. Taque (E): Árbol nucífero.
237. Taques (AM): Salina. (lugar del estado Falcón)
238. Tara (HB) (PMA) (AM): Langosta, mariposa.
239. Tarai (PMA): Garipial o caripial.
240. Taratarare (AM): Hato, conuco.
241. Taratore (AM): Sabana.
242. Tarica (AM): Laguna.
243. Tata (AM): Padre, papá.
244. Tauta (E): Pequeña paloma de hábitos ictiófagos.
245. Tebe (AM): Lugar de cultivo.
246. Tigua (E): Árbol rutáceo.
247. Tigüí (E): Pequeña paloma que se alimenta de peces.
248. Tijúa (E): Paloma de canto onomatopéyico.
249. Timaure (E): En Yaracuy es un Apellido.
250. Toda (AM): Desinencia.
251. Todarahuato (AM): Indígena de la Vela.
252. Tomatei (AM): Punta.
253. Tuba (E): Aglomeración, montón.
254. Tubarao (E): Arenales.
255. Tumarure (E): Apellido de un cacique.
256. Tupure: Siembra de cacao.
257. Tuqueque. Tuteque (E) (A) (PMA): Lagarto casero.
258. Tuquinemo (AM): Llano, plano.
259. Ture (AM): Vasija, utensilio.
260. Turicha (AM): Ave cantadora. Flauta.
261. Turijerebo (AM): Lugar de descanso.
262. Turumaco (AM): Cerro, meseta.
263. Turupía (AM) (A): Árbol espinoso. Sitio en Cumarebo.
264. Tuturutos (E): Hierba de propiedades eméticas. Usado para cuajar quesos.
265. Ubana (AM): Desinencia de esta lengua.
266. Úbeda (A): Acacia fétida. Mapurite, cují hediondo.
267. Ucibo (AM): Cuenta de piedras.
268. Uco, uto (E): sufijo. Quebrada, cauce.
269. Urapa (AM): Sitio de cría de animales.
270. Urari (AM): Veneno.
271. Uray (AM): Envoltura o vaina de las cerbatanas.
272. Ure (E): Raíz.
273. Uria (AM): Plantío, siembra.
274. Uru (AM): desinencia de esta lengua.
275. Usera (AM): Seco, arenoso.
276. Xaraguamari (AM): Cacique de Yaracuy.
277. Xirahara (AM): Población indígena vecina de los caquetíos. Nombre de Cacique de los llanos de Portuguesa.
278. Yabo (E) (A) (AM): Cercidium Virid. Árbol resinoso.
279.- Yacare (AM): Pueblo. Caimán.
280.- Yacarebacoa (AM): Pueblo del bosque.
281. Yacure (AM) (E): Árbol leguminoso de hojas perennes. Acacia. Sitio de
Cabudare.
282. Yagrúma (A): Caracol, molusco.
283. Yapamata (AM): Siembra, plantío.
284. Yaracuy (AM): Indígena del Valle de las Damas. Población.
285. Yaro (AM): Bejuco. Planta venenosa.
286. Yarosabana (AM): Cacique de los Guaragua del Yaracuy. Pueblo.
287. Yaruca (AM): Indígena caquetío.
288. Zamurano (AM): nombre indígena del Yaracuy. Pueblo.


ZONA CAQUETIA EN FALCÓN Y LAS ANTILLAS MENORES
5. UN PROCESO DE CODIFICACIÓN

El lenguaje como medio de comunicación de los seres humanos es un producto netamente de mutua cooperación entre los hombres. A través de las palabras se produce todo tipo de intercambio entre las partes, llegando en distintos procesos de dominación a imponerse una ante otra, o permitiendo enriquecerla con los aportes que en el habla se van adquiriendo.
De la lengua ágrafa caquetía quedan topónimos y algunas palabras para su estudio: Arcaya (1920) concluye que la lengua caquetía se “debe clasificar en la familia lingüística Nuarhuaca [Arawak]”. La cual a su vez pertenece al subgrupo Arawak septentrional-caribeño, dentro de las lenguas muertas al igual que la Iñeri y Taína.

Es característica común a las lenguas Arawak el alineamiento morfosintáctico de tipo activo/inactivo, en el cual como marcas de agente activo se usan prefijos y las marcas de objeto tienen formas similares pero son sufijos (5). Las voces caquetías emplean entre otros el prefijo “A” en los topónimos costeros, como:

Adare (Adaro), Anocio, Amuay. De igual manera “Cari” con la significación de orilla del mar. En el caso de los sufijos se encuentra el término “bacoa” para hacer referencia a bosque o sitio fértil; “bara” señala una población en cerro alto; “uto y “uco” indica presencia de quebradas o cauce; “dito” en los nombres colectivos que indican abundancia; “ima” referencia de humedad, “iro” como diminutivo; “coa” y “aima” expresa abundancia. En general, se observa en los vocablos la frecuencia de palabras compuestas, pero se desconoce si en estas podrían estar presentes elementos gramaticales que estructuren realmente una frase.

Resulta una ardua tarea codificar con tan pocos recursos los signos lingüísticos caquetíos bajo la estructura castellana. Sin embargo, se muestran algunos referenciales que se obtuvieron del estudio de los vocablos recopilados en el glosario de la presente investigación. Encontrando en sus sonidos las diferentes clases de sílabas, siendo la más común las palabras trisílabas, luego las bisílabas, tetrasílabas, pentasílabas y monosílabas, respectivamente.
Los aborígenes caquetíos se limitaron a transmitir todas sus ideas, de generación en generación, a través de la vía oral; sin embargo, Arcaya (1995), con la ayuda de la memoria tenaz de una “anciana vecina de la población de Mitare”, transcribe la única frase hasta ahora conocida en esa lengua y que refiere la “fórmula de saludo: chacamba cudanga (¿Cómo está usted?), cudan de cuté (para servir a usted)”. Dicha frase guarda estrecha relación a la citada en el comunicado que le dirige Guillermo Cuartín al referido Arcaya, haciendo mención a entrevista realizada en 1905 a los mismos indios de Mitare, los que indicaron que para el saludo “el que llegaba decía: Jacamba judan y el que recibía contestaba judan de cuteo”.
El estudio de una sola frase resulta vano para determinar un alineamiento morfosintáctico como herramienta de la lingüística. Sin embargo, invita a profundizar la investigación y estimular en otros plumas la continuidad de esta tarea, además del rescate del legado perdido de la estirpe caquetía, de la que hasta hoy día solo conocemos aquellos vocablos que permearon el idioma español, convirtiéndose en palabras vivas de una lengua muerta.

ZONA CAQUETÍA EN VENEZUELA, ANTILLAS MENORES Y COLOMBIA
NOTAS



(1) Se emplea el término pueblo con la intención de recalcar la carga cultural del grupo étnico, no en su sentido general y difuso.
(2) González, Carlos indica en el estudio histórico del PLINCODE (p. 23) que el cacique caquetío no se llamaba Manaure, pues este era un término laudatorio pero no el único, también recibía los dictados de managuanare, managuarire.
(3) Maure: fibra de algodón con la que tejían las hamacas.
(4) Curiana: territorio donde estaban asentados los caquetíos.
(5) Revisado en el portal electrónico: wikipedia.com/lenguas arahuacas

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