martes, 24 de septiembre de 2024

 SOBRE EL ORIGEN DEL SEBUCAN DE LA GUAYANA VENEZOLANA O SEBUCÁN GUAYANÉS.

                                                                                Por: Luis Alfredo Valles Silva
    El baile del sebucán es un baile indígena que fue muy utilizado por los grupos “caribes”, hasta principios del siglo XX, como escasa muestra de sus tradiciones históricas y que con el tiempo degeneró en una estampa coreográfica utilizada para el periodo de carnaval.

    Los últimos grupos naturales que danzaron el antiguo sebucán fueron los de Rio Negro de Brasil y los de Panapana de La Guayana Venezolana, ambos grupos de la etnia Kariña (Kali´na), el último de ellos, un pueblecillo ubicado en el antiguo y ya desaparecido sector Amaruca cercano a la actual Ciudad Bolívar en el estado homónimo. La parroquia de Panapaná se encuentra en la ciudad de San José de Bongo, en el estado de Bolívar y su código postal oficial es 8001.
En sus primeros tiempos era cantado en lengua local, a manera de preguntas y respuestas, es decir en estilo “responsorial”, con un tema diverso, que podía abordar el idilio amatorio o romántico o bien el tema de disputas o guerrero interclanes.

    Su ejecución se inicia con la presencia del cacique, trajeado de gala, adornado con plumas tornasoles semejando un ave de paraíso, palo o bastón de mando en la diestra, el cual anuncia en el lugar la ejecución de la danza, es en si, primigeniamente un acontecimiento entre los naturales de los sitios o lugares montaraces de la Guayana venezolana; para su ejecución se selecciona un “batey” o “plaza” en una comunidad de aborígenes del lugar, donde estarían presentes todos los miembros de la villa o comarca, en la danza alegórica y casi sacra, participaban la más alta sociedad del “villorrio”, del Cacique de la tribu, quien fungía de director, en adelante.

    El sebucán como tal, es una vara como de 8 a 10 pies de altura, por unos 30 a 35 centímetros de espesor, erecta y rematada en el extremo superior con una bola de madera de regular tamaño, de ella pendían, en número indeterminado pero par, los cordeles pintarrajeados, que se correspondían con igual número de bailadores, dispuestos en redondel, distantes cada uno, a unos 3 metros, cada danzante tomando con su mano derecha su respectivo cordel.

    Esta manifestación, de la Guayana Venezolana pasa a los estados del oriente del país haciéndose en estos, tan popular o más que en su lugar de origen, allí prosigue conservando sus características esenciales, hasta que alrededor de la década del 40, un “equipo multidisciplinario” conformado por “preocupados” de las manifestaciones populares de Venezuela, adscritos al Ministerio de Educación, teniendo como antecedentes la gran proyección con la cual contaban las expresiones de otros países sobre todo las de México, las cuales habiendo sido retocadas en todos sus elementos esenciales, habían adquirido una “estética” muy atractiva, de allí, que estos “especialistas” basados en esa experiencia extranjera, emprendieron un viaje por toda Venezuela, principalmente por el oriente del país, grabando en lo posible todas esas manifestaciones populares, para luego en su “laboratorio” someterlas a un retoque, por no decir que una transformación total, que para ellos le aportaría belleza y atractivo para todo público. Una vez transformadas musicalmente y por ende espiritualmente, fueron editadas en cintas magnetofónicas y en discos de acetato, así las llevaron nuevamente a su lugar de origen, "imponiéndolas" a los cultores, los cuales en su mayoría las rechazaron de plano. Dicho material grabado fue distribuido por los planteles educativos de toda la nación, con lo cual los docentes, desconocedores de la realidad, comenzaron a trabajar en montajes con ese material, contribuyendo a la desvirtualización de la realidad y por ende al maltrato consecutivo de las tradiciones allí transformadas. Es así como los cultores de esas manifestaciones transformadas las abandonaron de un todo y estas quedaron meramente en los discos de acetato, en los libros editados desde el Ministerio de Educación de la época, eso sucedió con las Diversiones de La Sirena, El Róbalo, El Chiriguare, El Sebucán, La Burra, llamada luego “Burriquita” al hacerla escolar, entre otras que tuvieron mejor suerte como es el Caso de La Parranda de San Pedro y Los Pastores del Niño Jesús, cuyos cultores levantaron sus voces y salieron a la defensa de sus manifestaciones enarbolando sus banderas de autenticidad y originalidad y hoy día resurgieron en su justa esencia. Así mismo desde hace algún tiempo para acá, un grupo de preocupados defensores de las Diversiones Orientales, congregados en la Isla de Coche y alrededores en el Estado Nueva Esparta vienen realizando un certero y atinado festival de Diversiones, donde se busca relegitimarlas, con miras a su fortalecimiento definitivo y su más auténtica proyección local y nacional.
BIBLIOGRAFÍA:
    Archivos Venezolanos de Folklore N° 8. Trabajo del Investigador venezolano Abelardo Gorrochotegui (General Abelardo Gorrochotegui, Fecha de nacimiento:16 de junio de 1861, Lugar de Nacimiento :Ciudad Bolívar, Heres, Bolívar, Venezuela (Venezuela, República Bolivariana de); Defunción: 30 de julio de 1927 (66 años)

    Caracas, Libertador, Venezuela, República Bolivariana de); realizado en 1918 incluido en dicho texto “Editado por el Instituto de Antropología e Historia de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV, Caracas 1967
Olivares Figueroa, R. “Folklore Venezolano N° 23”. (Imprenta del Ministerio de Educación Nacional de Venezuela, Caracas 1948) de la biblioteca popular venezolana.

Danzas Yaracuy de Venezuela en El Sebucán de Panapana en
Ciudad Bolivar Estado Bolívar.


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